En mi última publicación, hablé de las elecciones a la Asamblea Constituyente en Túnez… Una semana después me gustaría comentaros lo que pasó desde entonces… Acabo de vivir, como me ha pasado a menudo estos 9 últimos meses, unos días muy intensos… Días en los que me sentí atrapada en un torbellino…
El domingo 23, todo fue alegrías y emociones: con los ojos clavados en la pantalla de mi ordenador, a través de cadenas de televisión tunecinas y francesas, redes sociales, etc. vi en directos cómo, desde las 7 de la mañana, se formaban largas colas de gente sedienta de libertad y armada de paciencia para cumplir con el deber más sagrado de la democracia, el Voto… Mujeres y hombres, jóvenes y mayores, sanos y minusválidos, citadinos y campesinos, todo la población se volcó con las primeras elecciones “realmente” democráticas y transparentes de la Historia moderna de Túnez… La gente exhibía orgullosa sus dedos índices manchados con una tinta azul, prueba de que pasaron por la cabina electoral… Algunos tuvieron que esperar 4 ó 5 horas, otros exigían que se mantuvieran las puertas de los colegios electorales abiertas después de las 19h00 (hora del cierre oficial)… Hubo imágenes muy fuertes durante la jornada, como las de una anciana de 110 años que no quiso perderse la ocasión… Otro señor con problemas cardíacos falleció por un infarto justo antes de introducir el papel en la urna… Se habló, y se sigue hablando, de un índice de participación del 90%... Todos los entrevistados describían aquello como un día de fiesta… Yo lloraba de alegría… Lo que veía era el guión más bonito y más perfecto que me podía imaginar… Mis temores cedieron el paso a la Esperanza… La gente se desplazó masivamente, y este hecho no podía ser otra cosa que una fuerte señal a los que pretendía arrebatarle al pueblo su Revolución… Un día inolvidable…
Y como todo tiene un fin, llegó el lunes… Lo describiría como un día de resaca, pero de una de estas resacas a la que uno piensa que no puede sobrevivir, y es que lo del domingo fue demasiado perfecto para ser real… El lunes nos enteramos de que los barbudos de Ennahdha (llamados por los medios europeos “islamistas moderados comparables al partido de Erdogan el turco") habían ganado, y que un “ex – islamista”, Hachemi Hamedi, había creado la sorpresa consiguiendo en la Asamblea unos 25 escaños, formando por lo tanto la segunda fuerza política del país… El resultado de los islamistas era una posibilidad contemplada por todos, pero la aparición de la lista de Hamedi cayó como una bomba y es que: no lo conocía NADIE… Los partidos de izquierda se llevaron un chasco, y con ellos los millones de tunecinos que contábamos con elaborar una Constitución mucho más modernista que la actual…
Las lágrimas de alegría se transformaron, según pasaban los días, en lágrimas de rabia e impotencia, a medida que se iban conociendo las infracciones al código electoral cometidas por el partido Ennahdha… Unas 6000 constatadas, documentadas y denunciadas hasta el momento en el que estoy escribiendo estas líneas… Todo ello ante la impasibilidad de la Instancia Superior Independiente para las Elecciones, el silencio de los observadores internacionales y el entusiasmo de los medios europeos… Todos se felicitan de la organización perfecta y del ambiente festivo, igual que en los tiempos de Ben Ali, y nadie presta atención a los centenares de ciudades protestando desde hace días frente a las puertas de la ISIE (Instancia Superior Independiente para las Elecciones) para denunciar el gran engaño…
El objetivo consiste en entregar los países del Norte de África a los islamistas sea como sea. El plan de EEUU está bastante claro, pero no voy a explicarlo ahora…
Lo que sí querría destacar es que, sí que hay esperanza… Después del derrumbamiento inicial, y examinando las cifras detenidamente, nos damos cuenta de que la propaganda que consiste en repetir incansablemente que los tunecinos votaron a más del 90% y que dieron la mayoría absoluta a los islamistas se queda en eso, pura propaganda…
La población tunecina supera los 11 millones de habitantes.
Los ciudadanos con derecho a voto alcanzan los 7 millones y medio.
La gente que votó efectivamente el 23 está alrededor de 4 millones de electores.
El porcentaje alcanzado por Ennahdha es de 35 %, es decir menos de 1 millón y medio de votos… En otros términos, menos del 15% de la población…
No son mayoría, no tienen derecho a imponernos su proyecto de sociedad, no tienen derecho a privarnos de nuestra libertad y de nuestros sueños, no nos callarán (o eso espero)…