Hace unos días, me llamó la atención un artículo publicado por el periódico argelino online “Algérie-Focus.com”, que pone en evidencia la nueva estrategia de Estados Unidos con respeto a los países del Maghreb, en este caso a Túnez. El artículo es tan revelador que he decidido traducirlo al español para poder compartirlo con todos vosotros. De nuevo, os daréis cuenta de que vivimos en una gran farsa.
Para ayudaros en la lectura, os recuerdo que:
- Ennahdha (Partido del Renacimiento) es el partido islamista tunecino. Nacido en la década de los 70, el movimiento es responsable de varios actos terroristas cometidos en la década de los 80.
- Rached Ghannouchi: Fundador del Movimiento islamista tunecino, autor intelectual de varios atentados terroristas y material de un intento de golpe de Estado.
Fecha: 01 de agosto de 2011
“Revelaciones. Washington prepara un plan islamista para Túnez, seis años antes de la caída de Ben Ali.
El próximo 23 de octubre, los tunecinos están llamados a elegir una Asamblea Constituyente. La “competición” reunirá un centenar de partidos políticos, de los cuales 92 fueron creados en la era post-Ben Ali. El partido de Rached Ghannouchi, Ennahdha, parece gozar de una buena posición y está a favor de mantener la fecha anunciada para la organización de las elecciones. Cabe destacar que este partido va viento en popa. A su favor tiene una gran popularidad, y el discreto apoyo de… Washington. En efecto, Estados Unidos mantiene relaciones con los islamistas tunecinos llamados “moderados” desde hace años, es decir, antes de la forzada salida del dictador; una salida apoyada, hay que recordarlo, por los mismos americanos.
Redwan Masmoudi, el hombre del acercamiento
Es gracias a este ingeniero tunecino instalado en los Estados Unidos, que los primeros contactos han podido ser establecidos entre diplomáticos americanos y representantes de movimientos islamistas tunecinos.
Financiado por el Departamento de Estado Americano, entre otros, Masmoudi crea en 1999, el Center for the Study of Islam & Democracy (CSID), una especie de “think tank “que predica el diálogo entre laicos e islamistas.
A partir del 2005, empieza a poner en contacto diplomáticos americanos con líderes islamistas e incluso consigue, en el 2006, introducir una enviada especial americana en la residencia vigilada de Hamadi Jebali, el actual secretario general del partido Ennahdha.
Otras importantes personalidades tunecinas también fueron contactadas por Washington a través del CSID. Entre ellas podemos citar Slaheddine Jourchi, vice-presidente de la Liga Tunecina de Derechos Humanos; Saida Akremi, representante de los abogados dentro de la Alta Comisión para la Realización de los Objetivos de la Revolución; o también Zied Toualatti, una de las figuras más importantes de Ennahdha.
El viaje “político” de Hamadi Jebali a Washington
Invitado a Washington para participar en un foro organizado por el CSID –otra vez este organismo-, el pasado 9 de mayo, el secretario general de Ennahdha emprende un viaje con un agenda bien apretado.
Efectivamente, según nuestras informaciones, Jebali pudo conseguir citas decisivas con Joe Libermann, cuya voz es muy sonante dentro el Senado americano, así como con dos ex candidatos a las presidenciales: el republicano John Macain y el demócrata John Kerry. Antes, pudo acudir al departamento de Estado para conversar con Margaret Nardi, directora del Office of Maghreb Affairs. Únicamente gente de bien.
Washington quiere un AKP para Túnez
Rached Ghannouchi pretende ser un hombre del sosiego y del consenso, y repite hasta la saciedad que su partido Ennahdha quiere reunir los tunecinos sin exclusión alguna.
Un discurso que seduce indudablemente a los americanos, y más teniendo en cuanta que Ghannouchi no oculta ni su simpatía por el Partido por la justicia y el desarrollo, el AKP turco (todo un modelo para él), ni su inspiración en las experiencias de los partidos demócratas cristianos europeos.
Y, ¿por qué contentarse con un solo partido islamista cuando se puede tener dos? Sin duda, sería una forma para Washington de sacar partido de la competencia en el caso de que cualquiera de ellos cambiase de chaqueta. Por lo tanto, aparte de Ennahdha, los diplomáticos americanos consideran con particular atención la Alianza Nacional para la Paz y la Prosperidad (ANPP), la joven formación de Skander Rekik, un ingeniero formado en Estados Unidos en las técnicas del “storytelling”, la comunicación política al estilo americano que quiere importar a Túnez.
Por otro lado, y esto no tiene desperdicio, uno de los fundadores del ANPP, es nada menos que el abogado Moncef Barouni, jefe de la Asociación tunecino-americana y ex presidente de la Cámara de Comercio tunecino-americana.
¿Conclusión? Mientras París estaba ocupado en salvar los muebles de Ben Ali, Washington ya lanzaba en el 2005 el casting para sustituirle.”
Traducido del francés por MÍ.